Ganador de un León de Oro en Venecia por “ Still Life”. Flamante ganador al
mejor guión en Cannes por “ A touch of
sin”. Considerado por Steven Spielberg como el mejor cineasta de la
historia de China. Ese es Jia Zhangke, director
nacido en Fenyang que con su estilo documental se ha ganado a ser el máximo
exponente de la sexta generación del cine independiente de su país. Y lo ha hecho luchando a contracorriente con
un sistema dictatorial y opresor como es
el régimen comunista chino. Y aunque esta vez, la producción de su último film
proviene del gobierno, este mismo le ha prohibido estrenar en su propio país;
algo desgraciadamente habitual en su obra que nunca ha llegado en las salas
chinas. Sólo la piratería ha permitido que Jia Zhangke entrara en los hogares chinos.
Sin embargo, cuando nos reunimos con Jia Zhangke en la
pasada edición del festival de San Sebastián, el cineasta desconocía que futuro
tendría la exhibición de la cinta en su propia casa. En la sección de Perlas, se encuentra “A touch of Sin” (cuyo título español es
“Un toque de violencia”), donde la violencia se muestra sin tapujos en la
pantalla. Gracias a Golem Distribución, tenemos el placer de hablar con un realizador que
usa la cámara para contar la otra cara de una China; espejo de este mundo
globalizado y extraño que vivimos.
El director nos atiende en la terraza del Hotel María
Cristina con una sencillez y humildad, dignas de elogio. Empezamos las
preguntas en un ambiente agradable con
ganas de saber sobre su último trabajo: Y también de conocer de primera mano el secreto de ese toque tan
especial que tiene el director de la provincia de Shanxi.
En su última película, A touch of sin; nos narra 4 historias distintas
ubicadas en diferentes puntos de la geografía china. ¿Por qué ha escogido estas
historias?
En esta ocasión he escogido estas cuatro historias porque comparten el
mismo tema: la violencia repentina. En este momento, este tipo de casos son muy
normales. Cada caso aunque tengan en común esa violencia que estalla de repente
tiene características que los hacen muy diferentes. La primera historia va
sobre la desigualdad en una sociedad divida dónde se trata el tema de los
sobornos. El segundo caso está ubicado en un lugar donde ya no queda gente
joven y el protagonista de este fragmento indaga a través de sus valores como
han llegado a esta situación. El tercer caso es el más importante. Habla sobre
el respeto. Muchas veces la falta de respeto hacia las personas es lo que
origina esa violencia. Y el cuarto caso es la violencia escondida; esa
violencia que el chico protagonista se guarda para sí mismo hasta que se
explota. Y cada uno de esos casos ha
ocurrido en cuatro ciudades distintas de China, de norte a sur; así que aparte
de lo mencionado también los he escogido por eso.
Me gustaría saber cómo nace esa forma de rodar de estilo documental que le
caracteriza como cineasta. ¿Rueda de esa forma por la falta de recursos o por
lo que aprendió en el Beijing Film Academy?
Me gusta mucho rodar mis películas de forma documental porque me encanta la
parte más original y natural de la vida. En los cuatro casos de la cinta, además de violencia súbita también
existe en ellas la vida cotidiana. Y me
gusta captar así la normalidad de la existencia para poder captar las vivencias
con originalidad. La vida es complicada
y por eso hay momentos en que es mejor rodarlos de ese modo. En cambio hay otros que es mejor hacerlo en
formato cinematográfico. Por eso a mí me gusta mezclar esos dos estilos en mis películas.
Que recuerdos tiene del Beijing Film Academy y sus compañeros de la denominada
Sexta Generación?
Cuando empecé a estudiar allí en 1993, en China era muy difícil que se
pudiera ver cintas extranjeras. Pero en la academia teníamos una videoteca de
cine donde podíamos ver todo tipo de películas.
Recuerdo que gozábamos de total libertad para conocer las últimas
novedades sobre el mundo del cine. Nos
enseñaron mucho.
¿Ahora que Jia Zhangke es un icono de China para el mundo que ha cambiado
en usted desde sus inicios hasta ahora?
Ha habido diferentes cambios a lo largo de mi carrera. Antes del 2008, me
centraba en la vida actual de mis personajes.
Pero luego me centré más en la historia que estos tenían detrás. Ahora,
sin embargo, he vuelto a hacer lo que hacía en mis orígenes y mis films vuelven
a poner énfasis en la gente actual. Lo que no ha variado es esa mezcla de película
y documental que he usado en cada uno de mis films.
A Spielberg le maravilló su última obra en el Festival de Cannes. Significa
que este A touch of Sin podría ser su trampolín hacia Hollywood?
La verdad... no he pensado en eso. (Ríe)
Termina la entrevista. El director se despide con una cordialidad perenne
en toda la conversación. Nos quedamos
con la convicción de alguien que en su
labor como director indaga en los aspectos más genuinos de la realidad. Y que no le importa en el camino susurrar (o
en este último trabajo, gritar) la palabra “libertad” si lo ve necesario. Quizá
el gobierno chino ha censurado el estreno y toda información sobre el último
trabajo del director oriental, pero nunca podrá callar su voz en el resto del
mundo. Ese es el mayor triunfo del gran
Zhangkei.