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lunes, 30 de diciembre de 2013

CRÍTICA: GRAVITY

Durante una misión especial rutinaria, dos astronautas sufren un grave accidente y quedan flotando en el espacio. Ésta es la sencilla premisa que utiliza Alfonso Cuarón para crear Gravity, obra maestra de la ciencia-ficción. Así de simple. Después de retratar su país natal en Y tu Mamá también, a través del plano secuencia subjetivo; de experimentar con el mega blockbuster en Harry Potter y El Prisionero de Azkabán; y de crear la distopía a golpe de corresponsal de guerra en la colosal Hijos de los Hombres; el maestro se supera.

Cuarón, recoge todo lo aprendido y retrata la épica aeroespacial usando los recursos documentales con los que siempre ha jugado para proponerle al espectador una experiencia objetiva donde éste se convierte en un tercer astronauta.

Rodada en tiempo real con unos planos secuencia que transforman la cámara en los ojos del espectador, sentimos la fascinación y, más tarde, la angustia sideral de la doctora Ryan Stone (Sandra Bullock), una ingeniera en su primera misión espacial en la Shuttle, cuyo único punto de apoyo es el veterano astronauta Matt Kowalsky (George Clooney) y sus ganas de vivir. Porqué mas allá de la experiencia sensorial, Gravity funciona al conectar de forma empática con el deseo humano de supervivencia; encarnado por una Sandra Bullock en el mejor papel de su carrera, con diferencia.

Dicen que los Hermanos Lumière se comenzaron a plantear la posibilidad de dotar a este nuevo gran espectáculo llamado cine con la tercera dimensión para que se hiciera más real. Y aunque Cuarón no sea el pionero, si será con probabilidad, el primero que más se asemeje a la obra de esos revolucionarios pretendieron. Dicho de otro modo,el mejicano  también"asustará" a la platea como los franceses lo hicieron con la llegada de un tren a una estación. Se que muchos verán el grado de entusiasmo de este crítico y lo creerán desorbitado, pero es que el uso de la integración del 3D para dar relieve a la puesta en escena es así de magistral.

Además, muchos os preguntaréis si esta cinta tiene algún defecto. Yo no se lo veo. Ni el libreto de Alfonso Cuarón y su hermano Jonás, ni la fotografía de Emmanuel Lubezki, ni las actuaciones. No hay nada que no considere que es sobresaliente. Tampoco no se sobreutiliza la banda sonora de Steven Price, como se acostumbra a hacer actualmente en muchos casos, en búsqueda de una épica a veces hipertrófica. Simplemente se usa cuando la cinta lo requiere. Y, por si fuera poco, además de todo esto, Gravity ni siquiera peca de exceso de metraje. Apenas hora y media. Y eso nos hace ver que estamos delante de un producto que juega en otra liga, tan excepcional que se merece una nota excepcional.
Gravity hay que entenderla como el Kubrick de 2001: una odisea en el espacio. Y esta afirmación hago en el sentido de que no es sólo una historia de viajes espaciales, ni mucho menos, sino un film que muestra la evolución y el destino del ser humano, pasando por el reconocimiento y enfrentamiento a sus miedos más profundos.

Nada, lo dicho. Este es un film es de otra galaxia. A disfrutarlo en pantalla grande y en 3D.

NOTA: 9

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