A la pregunta que hay de autobiográfico en esta historia, el cineasta nipón autor de Kiseki o Air Doll
no puede ser más contundente. "Yo tengo una hija de 6 años y siempre estoy
pensando ¿Cómo voy a educar a mi propia hija? Esa es una pregunta que le he
dado le he dado muchas vueltas en esta película." Fruto de esto nace una
de las mejores películas del año ( por no decir la que mas le ha gustado a este humilde crítico de las que ha visto). La sensación de Cannes, de San Sebastián y
que ahora llega a nuestras carteleras. “De tal Padre tal hijo". Una cinta dirigida por Hirokazu Koreeda que se ha ganado el nombre de heredero de Yasujiro Ozu (aunque las etiquetas comparativas no sabemos si son la mejor forma de definir el trabajo de cualquier realizador).
El conflicto es de lo más interesante: Ryoata, un arquitecto obsesionado por
el éxito profesional, vive felizmente con su esposa y su hijo de seis años;
pero su mundo se derrumba cuando los responsables del hospital donde nació su
hijo le comunican que, debido a una confusión, el niño fue cambiado por otro.
Sin embargo, la gran baza del film es el desarrollo y la forma de plasmar
este relato a la gran pantalla: con sensibilidad, humanismo, inteligencia y sabiduría
de un cineasta que sabe de lo que habla y controla el tono zen de la misma de
forma envidiable.
El
film plantea dos formas de ver la vida: la materialista
representada por la familia de Ryoata y en la que está viviendo su hija,
de
clase más humilde pero lejos del materialismo que impregna la figura de
un
padre demasiado " cosmopolita". Sin bien es cierto que le sobra
algunos minutos y por momentos parece redundar demasiado en los
recovecos, la
construcción de sus distintos elementos no tiene aristas de ningún tipo.
De la
aparente frialdad del protagonista encarnado por Masaharu Fukuyama, al
encanto de los niños cuya
espontaneidad se transmite con ternura en la pantalla. No faltan los
momentos de humor
ingenuo capaz de aliviar el relato en el momento oportuna y para otorgar
el punto cotidiano y " real" que el film nunca abandona. Por último, a
destacar la respetuosa mirada del director de fotografía Mikiya
Takimoto.
Aunque estemos en un drama lacrimógeno no hay premeditación ni efectismo de telefilm. La cinta explora un tema tan delicado sin juzgar severamente a los personajes con el mismo tacto que los padres del film intentan abordar el problema planteado. Todo este conglomerado de elementos tan bien urdidos se le añade su gran fuerza emocional: una luz necesaria para tocar el corazón de las personas. Una cualidad que ha ido depurando en los últimos años el cineasta japonés desde After Life ( su GENIAL ópera prima) y que mas que nunca ahora transmite con honradez en esta " De tal Padre tal hijo", obra honesta que llega en estos tiempos cínicos firmada por alguien tan necesario en el séptimo arte actual como Hirokazu Koreeda.
Aunque estemos en un drama lacrimógeno no hay premeditación ni efectismo de telefilm. La cinta explora un tema tan delicado sin juzgar severamente a los personajes con el mismo tacto que los padres del film intentan abordar el problema planteado. Todo este conglomerado de elementos tan bien urdidos se le añade su gran fuerza emocional: una luz necesaria para tocar el corazón de las personas. Una cualidad que ha ido depurando en los últimos años el cineasta japonés desde After Life ( su GENIAL ópera prima) y que mas que nunca ahora transmite con honradez en esta " De tal Padre tal hijo", obra honesta que llega en estos tiempos cínicos firmada por alguien tan necesario en el séptimo arte actual como Hirokazu Koreeda.
LO MEJOR: Prácticamente todo. Pero el padre de la familia humilde (Lily Franky) es de otro
mundo.
LO PEOR: Algún (leve) subrayado.
NOTA: 9.5
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