Sorpresa inesperada. Salta la banca. Los gustos del Jurado acabaron
resultados absolutamente contrarios a los de los periodistas
acreditados. Sólo los medios latinoamericanos parecían entusiasmados por
este regalo en forma de Concha dorada. Enemy y Vivir es Fácil con los
Ojos cerrados, dos de las favoritas por la crítica, se fueron de vacío y
como mejor película se premió a la cinta venezolana Pelo malo, de
Mariana Rondón, film que ha pasado sin hacer ruido y que ha sorprendido a
todos. Así pues, el Palmarés apostó fuerte por el cine latinoamericano,
olvidando a las "favoritas" porque, además, Club Sándwich se llevó el
premio a mejor director para Fernando Eimbcke.
Por su parte, la cinta que más contentó a Jurado y a crítica es, como
dice su director Fernando Franco, "una película chiquita hecha con las
entrañas". Se trata de La herida, que recibió doble galardón: El Premio
Especial del Jurado y la Concha de Plata a mejor actriz para una Marián
Álvarez, quien dedicó un emotivo discurso. En éste citó a Fernando
Franco como parte de "su familia". Se notaba que el personaje de La
Herida ha calado muy hondo en la actriz. Tanto como en el público.
En la categoría de actor, Jim
Broadbent conseguió el galardón por Le Weekend, imponiéndose a los dos
favoritos: Antonio de la Torre y Javier Cámara. El actor, al que
recordaremos sobre todo por ser el maestro de ceremonias de Moulin
Rouge, Harold Zidler, no pudo asistir a la gala, pero el responsable de A
contracorriente recogió el premio en su nombre. La última película del
director de Nothing Hill sobre la vejez dejó huella en el Jurado y se llevó un importante reconocimiento para el Reino Unido.
Respecto al premio a mejor guión fue a parar a Quai
d'Orsay, una sátira que no nos acabó de convencer como relatamos en
nuestra crónica. Y Caníbal sólo consiguió fotografía. Para este
cronista, el regusto no puede ser más amargo. Suerte de los Premios del
Público en las Perlas. Esta categoría tan llena de maravillas ha
premiado a dos de las mejores películas vistas en el certamen. About
Time, de Richard Curtis, como mejor película europea y también a la
conmovedora cinta japonesa Like Father Like Son, de Koreeda, que lideró
el ranking de votaciones del público desde los primeros días del
certamen. Y no olvidemos el Premio Especial Otra Mirada otorgado por
TVE: Ozon ha vuelto a ganar en San Sebastián con la fantástica Jeune
& Jolie.
Y llegamos al fin. Con un Palmarés
controvertido que dará que hablar. Pero no importa realmente el ganador.
Cada uno tiene su Concha de Oro. Lo importante es haber disfrutado de
las maratonianas sesiones de cine en el Kursaal, en el Teatro Principal o
en el Victoria Eugenia. El certamen se termina, los recuerdos de
photocalls se desvanecen y el Hotel María Cristina se vacía de estrellas
del celuloide. Y nos quedamos con la sensación de lo que a uno le llena
es esa pasión de saber que uno no está solo cuando se apagan las luces
del proyector. Cientos de personas de edades, procedencias y filias y
fobias diferentes se han reunido en esta Fiesta Donostiarra con un
elemento común: El 7º arte. ¡Viva al cine! Hasta aquí el 61 edición del
Festival de San Sebastián.
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