James Wan se ha convertido en el nuevo rey del terror de los últimos
años. Los responsables de tal pesada etiqueta son, para empezar, la saga
Saw, de cuya primera entrega él fue el artífice junto a su socio Leigh
Whannell. Luego vinieron dos hits, que huyendo de la explícita violencia
de esas propuestas, cautivaron al público fan de las "películas de
sustos": Insidious y posteriormente su obra magna: Expediente Warren,
donde hizo gala de una sutileza y virtuosismo en los que canalizó todo
lo aprendido hasta la fecha.
Es por eso que ahora, después de este clímax como creador, uno se
pregunta que ha pasado aquí. Sí, amigos. Insidious 2 es su peor película
con diferencia. Desaparecida la novedad de la solvente primera parte,
Wan efectua un primer segmento siguiendo la línea de la anterior, pero
ejecutándola a medio gas, sólo salvada por algún momento inspirado, pero
con una apatía preocupante.
Asimismo, el resto del film acaba resultando aún mas fallido si cabe.
El humor acaba adueñándose de forma demasiado significativa, como si el
film jugara a ser un autoparodia. El resultado acaba siendo un film
ridículo y sin tensión, que acaba haciendo desconectarnos de la historia
a la que nos enchufó el propio Wan en la primera entrega. Parece que el
propio realizador malasio, harto de el género que le ha encumbrado,
quisiera autosabotearse para no tener que repetir la experiencia. Sea lo
que sea, estoy convencido que le vendrá bien el cambio de aires que le
supondrá Fast & Furious 7. Mucha suerte. Por lo demás, esta secuela
cumple el tópico de "segundas partes nunca fueron buenas".
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