El thriller intelectual es una derivada del cine de intriga dónde se plantea un concepto de tesis de caracter erudito con un género tan comercial como el trhiller de todo la vida. Para ello, este film argentino plantea como si un caper (film de atracos perfectos) se tratara una batalla de intelectos donde el profesor deberá intentar cazar al alumno. El mejor exponente lo realizó Joseph L. Mankiewicz en la Huella, un ejercicio casi teatral donde Lawrence Olivier y Michael Caine jugaron una batalla de ajedrez de estrategias intelectuales.
Algo muy parecido que hace en este film Roberto Bermúdez (Ricardo Darín), un abogado de 55 años de edad de capa a caída. Y es que aunque tiene una extensa y reconocida trayectoria, el paso del tiempo le ha ido alejado de la actividad legal para dedicar sus días a la docencia y a la escritura de libros que analizan el funcionamiento de la Justicia. Una noche, durante una de las clases de su seminario, un espantoso crimen sacude la Facultad de Derecho y Roberto empieza a sospechar de unos de sus alumnos, Gonzalo (Alberto Ammann)...
Ricardo Darín esta esplendido. Lleva todo el peso de la acción con un portento digno de los grandes actores. Respecto a la dirección de Hernán A. Golfrid y el guión de Patricio Vega a partir de la novela de Diego Paszkowski, sus trabajos también son bastante sólidos. Sin embargo, también es cierto que detecté en visionado sobretodo en el tramo central del film, cierta pomposidad algo acusada.
Pero este cóctel de serial killer, thriller intelectual y whodunit (prototipo de film en donde hay que adivinar el asesino, es decir quien lo hizo..) empieza bien. Con unos fantásticos golpes de efectos humorísticos que definen el cinismo del personaje protagonista, un decrépito gafapasta que vagabundea entre seminarios criminalísticos, firmas de libros y un algún affaire esporádico por el camino. Pero como comentaba, durante el proceso de investigación del protagonista decae un poco; aunque eso si para remontar en un tramo final con un par de giros donde a golpe de martillo se dinamitan algunas normas del género. Y un desenlace que simplemente diré que da que hablar.
Poca cosa pueden hacer los secundarios en este film. Incluso Alberto Ammann está algo diluido y discreto ( amén de un acento discutible) en comparación con otras ocasiones. Pero Ricardo es de esos actores capaz de liderar un proyecto y mas si tiene una buena materia prima como esta Tesis sobre un Asesinato. En definitiva, una buena propuesta de noir para ver en el cine. Un buen film de intriga que hará trabajar nuestras neuronas y nuestros ojos en busca de respuestas. Eso siempre es bueno.
NOTA: 6,5
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