El éxito de la primera Iron Man fue una
concatenación de una serie de elementos que descifraron los gustos del público
actual ( y lo hizo además llena de frescura y espontaneidad) : La búsqueda de
un antihéroe al estilo House, el humor frente otras versiones más ampulosas de
adaptaciones comiqueras y un actor en estado de gracia que disfrutaba
convirtiendo su alter ego personal en la perfecta adaptación del playboy
millonario que Stan Lee creó en 1963: Tony Stark. Este hecho, hizo
que los productores encargaran enseguida dicha secuela pensando más en ella en
un producto para su macrooperación comercial que seria los Vengadores que para
darle entidad propia y que el guionista Justin Therox en mi opinión no supo
transmitir progresión suficiente y naturalidad para pasa del correcto
entretenimiento.
Es mejor no hablar demasiado del argumento
porque el film tiene un montón de giros ingeniosos a partir del final de su
primer acto tan brillantes como coherentes. Tan sólo diremos que Tony
Stark/Iron Man se enfrentará a un enemigo cuyo poder no conoce límites y que le
pondrá a prueba más que nunca. El resto será mejor que lo descubran ustedes
mismos: mas acción que nunca, más oscura que nunca pero también sin olvidar el
humor marca de la casa que encuentra el equilibrio durante todo el metraje de
manera pasmosa. Tanto como la reflexión socio política que se marca el film de
los síntomas propios de la era en que vivimos. Inaudita en el cine palomitero.
Poco más diremos de este Iron Man. Que la vean. Que la disfruten. Que es el show de Downey Junior y del guionista/director Shane Black (el último Boyscout, Arma Letal). Que sus secundarios y hallazgos también funcionan. Aquí por suerte, a diferencia de la segunda entrega no tenemos a Tony Stark envasado en el vacío. Tenemos la montaña rusa que pedíamos para darle un broche de oro a la saga.
Nota: 8,5
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