El
collage fílmico alcanza una de las cúspides más insólitas de los
últimos años. La responsable de tal hito es la primera entrega de
Cazadores de sombras (Los instrumentos Mortales en versión original), un
cúmulo de referencias blockbusters tan excesiva que no duda sacrificar
la coherencia desde el minuto 5 de metraje. Pero sin embargo su
dinamismo la hace navegar en un mar de viñetas tan absurdas como
divertidas. Aunque nada de lo que suceda ni tiene sentido ni para los
espectadores ni tan siquiera para la guionista Jesica Postigo; la
encargada de adaptar el texto de Cassandra Clare (autora de la saga
literaria).
Hace
mil años, el ángel Raziel mezcló su sangre con la de los humanos,
creando la raza de los cazadores de sombras, que conviven con nosotros
con la finalidad de protegernos de los demonios y otros seres
sobrenaturales malignos. En este caso, los cazadores deberán proteger a
Clary, una quinceañera pelirroja con los rasgos de Lily Collins que
esconde más de un secreto en su interior. En el camino, nuestra heroina
será ayudada por Jace; papel encarnado por Jamie Campbell Bower que
también ejercerá de principal interés romántico de la chica.
Y
así podríamos resumir muy llanamente este batiburrillo. Porque el
principal problema del film es que no queda claro su propio universo;
tan complejo que no está ni definido y estructurado al menos en el
film.
Vampiros,
hombres lobo que son hombres-rotweiller, ángeles, demonios, cazadores
de sombras, brujos, poseídos...Si alguien se creía que True Blood era el
caos iconográfico en persona esperen a ver este gazpacho en celuloide.
Eso sí, sin sangre y con buenísimo; que va dirigida a un target
adolescente. Una mezcla con un buen reparto; a pesar de que este se
encuentre al servicio del libreto (Jared Harris, Lena
Headey Rhys-Meyers y la propia Collins). Y que si a eso le sumamos la
BSO de Atli Örvarsson y la dirección jocosa y dinámica de Harald Zwart,
tenemos como resultado final un producto entretenido que cumple a pesar
de su inconsistencia argumental.
Pero
no se engañen: esta ensalada de Crepúsculo con salsa de Hogwarts,
aceite de X-Men, vinagre de Stargate, remolacha de Blade y no sé cuantos
ingredientes mas es una oda a la sobresaturación que si bien es propia
de la era Wikipedia difícilmente casará con su público potencial. Al
menos como obra de gran calado generacional. Ese testigo lo tienen ahora
los Juegos del Hambre y no parece que esta saga que se nos presenta le
vaya a arrebatar el trono (de hecho en USA ha sido un fracaso en
taquilla). Ni teniendo a la Cersei de George R. R. Martin en sus
filas...
NOTA: 6
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