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jueves, 29 de agosto de 2013

CRÍTICA: CAZADORES DE SOMBRAS

El collage fílmico alcanza una de las cúspides más insólitas de los últimos años. La responsable de tal hito es la primera entrega de Cazadores de sombras (Los instrumentos Mortales en versión original), un cúmulo de referencias blockbusters tan excesiva que no duda sacrificar la coherencia desde el minuto 5 de metraje. Pero sin embargo su dinamismo la hace navegar en un mar de viñetas tan absurdas como divertidas. Aunque nada de lo que suceda ni tiene sentido ni para los espectadores ni tan siquiera para la guionista Jesica Postigo; la encargada de adaptar el texto de Cassandra Clare (autora de la saga literaria).

Hace mil años, el ángel Raziel mezcló su sangre con la de los humanos, creando la raza de los cazadores de sombras, que conviven con nosotros con la finalidad de protegernos de los demonios y otros seres sobrenaturales malignos. En este caso, los cazadores deberán proteger a Clary, una quinceañera pelirroja con los rasgos de Lily Collins que esconde más de un secreto en su interior.  En el camino, nuestra heroina será ayudada por Jace; papel encarnado por Jamie Campbell Bower que también ejercerá de principal interés romántico de la chica.

Y así podríamos resumir muy llanamente este batiburrillo. Porque el principal problema del film es que no queda claro su propio universo; tan complejo que no está ni definido y estructurado al menos en el film. 

Vampiros, hombres lobo que son hombres-rotweiller, ángeles, demonios, cazadores de sombras, brujos, poseídos...Si alguien se creía que True Blood era el caos iconográfico en persona esperen a ver este gazpacho en celuloide. Eso sí, sin sangre y con buenísimo; que va dirigida a un target adolescente.  Una mezcla con un buen reparto; a pesar de que este se encuentre al servicio del libreto (Jared Harris, Lena Headey  Rhys-Meyers y la propia Collins). Y que si a eso le sumamos la BSO de Atli Örvarsson y la dirección jocosa y dinámica de Harald Zwart, tenemos como resultado final un producto entretenido que cumple a pesar de su inconsistencia argumental.

Pero no se engañen: esta ensalada de Crepúsculo con salsa de Hogwarts, aceite de X-Men, vinagre de Stargate, remolacha de Blade y no sé cuantos ingredientes mas es una oda a la sobresaturación que si bien es propia de la era Wikipedia difícilmente casará con su público potencial. Al menos como obra de gran calado generacional. Ese testigo lo tienen ahora los Juegos del Hambre y no parece que esta saga que se nos presenta  le vaya a arrebatar el trono (de hecho en USA ha sido un fracaso en taquilla). Ni teniendo a la Cersei de George R. R. Martin en sus filas...

NOTA: 6





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