El filósofo y sociólogo francés Jean Baudrillard, ya advertía que en el mundo postmoderno no hay realidad, sino simulacro de la realidad. El pensador se adelantó a los Hermanos Wachowski que inflaron a la primera entrega del Matrix esta tesis, surgida esta vez en los ecos platonianos. Dicho sustrato se reveló como perfecto condimento para el cine espectáculo y fue pistoletazo de salida de un cine mainstream USA "profundo" donde Nolan alcanzó su cima máxima con la trilogía de Batman y sobretodo en ORIGEN.
No sabemos si de forma involuntaria, pero la ópera prima de Jorge Dorado bebe mucho de todo ese cine. Bajo el amparo de la valiente producción de Jaume Collet Serra y Ombra Films, el director madrileño, nos desafía con una matrioshka mental (con alguna pero salvable grieta) personificada en sus dos protagonistas.
En un lado del quadrilátero tenemos un rol al que definiriamos como un Simon Baker fusionado con Dom Cobb que encarna ese actorazo british que es Mark Strong. En el otro extremo del ring, está una lolita fatale que parece
escrita por Vladimir Nabokov que respira grácias a Taissa Farmiga. Los
dos, intérpetres excelentes, arropados por secundarios de la talla de
Brian Cox y una factura impecable que brilla en 35 mm. Esto es
Mindscape.
Si bien es cierto que sus referentes son tan elevados que no resisten comparación y el espectador cada vez se conoce mas los posibles trucos de estos films, si podemos decir que Mindscape es la constatación de tres hechos que me parecen
inapelables: Que Jorge Dorado se ha ganado a pulso con su debut en la
dirección ser un cineasta a que seguirle la pista. Que el cine comercial
español demuestra por enésima vez en los últimos años que no sólo es
posible su existencia, si no que podemos hacer productos de gran calidad
que no tienen nada que envidiar a Hollywood. Y por último, que estamos
advertidos y nos podemos desenchufar de la virtualidad con mucho mas
facilidad de lo que algunos creen.
NOTA: 7
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