Dice el famoso clown francés Philippe
Gaulier sobre Stanislanski y su método actoral. "Ha convertido a los
directores de escena en curas, que dicen: tú ahora debes sufrir, llorar como
llorabas en el entierro de tu madre, acuérdate de tu madre ¡Esto es terrorismo
y es lo que gusta a muchos profesores de teatro!" Si bien es cierto que el
famoso método fue en realidad una tergiversación de "las escuelas de
élite" no es cierto que en el mundo del arte dramático uno de los sistemas
preferidos por (algunas) escuelas es esa metodología nauseabunda que prescinde
de los derechos humanos a favor de un resultado actoral
"óptimo". Seguramente el Hammudi Al-Rahmoun Font director, comparte
este punto de vista. Sin embargo, el mismo cineasta, visto delante de la cámara y mutado en un Yago
postmoderno es harina de otro costal Y eso es lo que juega la película. Un
documental que juega a difuminar la línia del mockumentary de tal forma que no
sabes si lo que ves es real o no.
Todo ocurre en el rodaje de un film sobre el Otelo de Shakespeare. Una adaptación intensa, arriesgada. Con un director dispuesto a sacar el máximo de sus actores, sin escrúpulos morales de ningún tipo. El precio de la fama en apenas una hora de película. Cuchillo en la yugular para esos presuntos gurúes del arte. Sin aspavientos. El film nos presenta un triángulo amoroso donde los lados se fusionan hasta convertirse en uno solo escenario de tortura mental que nosotros contemplamos como odio y repulsión.
Todo ocurre en el rodaje de un film sobre el Otelo de Shakespeare. Una adaptación intensa, arriesgada. Con un director dispuesto a sacar el máximo de sus actores, sin escrúpulos morales de ningún tipo. El precio de la fama en apenas una hora de película. Cuchillo en la yugular para esos presuntos gurúes del arte. Sin aspavientos. El film nos presenta un triángulo amoroso donde los lados se fusionan hasta convertirse en uno solo escenario de tortura mental que nosotros contemplamos como odio y repulsión.
Si bien, el escaso y concreto metraje y mensaje del film funciona como un reloj, quizá le falte ese arrebato y genio que tienen las grandes películas para que este "Dogville" sea una obra de calado. Otelo es contundente pero aún con su irreverencia es demasiado "correcta" en sus esquemas. Además, Yago engulle a las demás piezas del tablero y aunque el resultado es notable, bajo mi punto de vista el conjunto dramático queda un tanto desdibujado/desaprovechado.
Pero no por
ello, este valiente film,no deja de ser un aviso a navegantes tan necesario para profesores como
alumnos, como seres humanos que lo somos todos. Si bien es cierto que a
Hitchcock se le atribuye la frase " Los actores son ganado", dicha sentencia
no puede ser mas erróneo. Porque los actores, ante todo, como la totalidad de la
raza humana, son personas.
NOTA: 7
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