Hace ya unos dias, regresé a la Tierra Media
donde Peter Jackson ha convertido en arte cinematográfico la obra de Tolkien, otra vez. Y es que a
pesar de heredar multitud de rasgos de ESDLA (El señor de los Anillos), eso es
una de sus principales virtudes: repetir lo irrepetible. La fotografía es de
una plasticidad deslumbrante. Peter Jackson sabe como componer a través de
múltiples ángulos una sinfonía épica de espadas, orcos y una música que sirve
para enmarcar los highligths de la cinta. La realización esta cuidada al
detalle desde el diseño de producción hasta el último extra que ahora lucen aun
mejor gracias al 3D.
Sin
embargo, algo lastra en parte el conjunto a lo largo de sus casi tres horas.
Sensación de prólogo que se percibe de forma más acusada en el inicio y en
algún momento, en la mitad del film. Los añadidos no benefician una cinta que
debería centrarse más en la aventura de Bilbo contra Smaug y no tanto, en
preparar el terreno a la trilogía de el Señor de los Anillos a modo de puente
fílmico. Las apariciones de antiguos personajes (según el espectador, no del
lector) que no aparecen en el relato original, se detectan metidos con calzador
y hacen disminuir el ritmo de la trama; amén de aportar poco a la acción
principal. No es el caso de Gollum o el mago gris, Gandalf; rol que se erige
como un contrapunto perfecto para el antihéroe del film: Bilbo Bolsón.
Y es
que el mayor acierto del film (aparte de rescatar lo mejor de ESDLA) es Martin
Freeman. Este actor interpreta a un Bilbo magistral que convierte a este
personaje en el mejor hobbit visto ahora en una pantalla. Un pícaro burgués que
se come la pantalla y que es imposible no simpatizar desde las primeras escenas
en el calor de su hogar.
Por lo
demás, un film que necesita más de un visionado para analizar y disfrutar.
Salvo ciertos errores muy enterrados por sus logros ( pero que ahí están), esta
película tiene tanto cine y magia en sus venas que es difícil encontrarle
pegas. Esperemos que ese humor monstruoso y oscuro donde navega el film
prosiga en esta nueva saga. También que el tono infantil de este nuevo relato
siga desprendiendo inteligencia. Y que Peter Jackson pierda los menos minutos
posibles hasta llegar a su destino: la montaña solitaria donde terminara la aventura
de este Hobbit. En mi opinión, la primera parte, la ha ganado con creces.
Cuento los días hasta que llegue la segunda parte.
NOTA: 8
NOTA: 8