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miércoles, 2 de enero de 2019

CRITICA:EL RECUERDO DE MARNIE

En este mundo hay un círculo mágico invisible. El círculo tiene un interior y exterior. Estas personas están en el interior. Y yo estoy fuera”. Así empieza el epitafio de Ghibli, el último canto de cisne de la casa de Totoro, Porco Rosso o La Tumba de las luciérnagas. Triste pero cierto. Esta es la última película de la factoría y con ello, el hueco que nos deja es gigantesco.
Esta despedida viene de la mano del director de Arriety, Hiromasa Yonebayashi, que adapta al mundo Ghibli El recuerdo de Marnie (When Marnie was there), de la escritora Joan G. Robinson. Y lo hace como siempre nos tiene acostumbrados a los seguidores del trabajo de dicho estudio de animación: En esa liga en la que ya nadie juega. Con unos dibujos hechos a mano que alcanzan un grado de belleza que a uno le dan ganas de darle un bocado hasta a los tomates que salen de la pantalla. Y sin gafas de por medio…
En esta ocasión tenemos una historia realista y costumbrista con un toque sobrenatural. Si bien la naturaleza es importante y algunas de las inquietudes de la factoría están presenten en este film, está claro que Marnie está mas cerca de Susurros del Corazón que las odiseas imaginativas de Miyazaki.
La historia se centra en Anna. Ella es una chica solitaria, callada y sin amigos, que parece preferir mil veces pasar la tarde dibujando en lugar de decir “hola”. Su madre adoptiva, preocupada por su hija, decide enviarla a pasar una temporada con sus tíos por recomendación del médico para ver si el aire puro del campo ayuda a la joven a salir de “su círculo”. Es allí donde conocerá a Marnie y donde su vida cambiará para siempre…
Ghibli como siempre lleva a su terreno el proyecto y aún usando un texto sajón, lo hace suyo nuevamente. No sólo eso. Creo que su carga emotiva esta muy bien llevada y si a eso le sumamos esa cadencia, su fuerza visual y esa banda sonora marca de la casa nos encontramos en un producto de los que dejan huella. El principal problema es que aún siendo una buena historia para contar, la película tarda demasiado en desarrollarla.
Tras su excelente primera hora a la película considero que cada vez le cuesta mas avanzar y los 90 minutos si bien no aburren, se antojan algo excesivos en algunos pasajes. Quizá Marnie hubiera quedado mejor en un mediometraje, pero puede que el hecho de ser el proyecto con el que cerrar la factoría haya hecho que alargaran el metraje hasta la hora y media. Lo desconozco y, aunque no sea tan redonda como las más célebres obras del estudio, Marnie es muy superior a Arriety y supone un buen cierre a una filmografia que quedará viva en nuestros corazones. Sayonara Ghibli. Y gracias.

NOTA: 6

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