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jueves, 30 de mayo de 2013
CRÍTICA: R3SACÓN
La buena comedia siempre entiende el género como algo mas que una concatenación de gags mas bien inspirados. Es el espejo en donde se caricaturiza la realidad de unos personajes que reflejan las filias y fobias de la sociedad. Por eso, cuando el sustrato se adueña de la comedia, no sólo enriquece el producto como contraste, sinó que resulta clave para empatizar con los desdichados cómicos que resbalan en la piel de plátano. Resacón 3 opta para darle oxigeno a una saga agotada por reforzar ese aspecto, en detrimento del gag corrosivo y, en muchos momentos, contribuye al menos es mas que las sagas tienden a olvidar a veces.
Porque, al menos, Resacón 3 opta por no hacer un reboot exploit del film original para exprimir la gallina de los huevos de oro como lo fue su periplo tailandés. Si lo mejor de la segunda entrega fue la carga emocional del personaje de Stu, aceptando su propia naturaleza, aquí el mas descerebrado de la troupe, Alan, se convierte en el tren de mercancías que acaba por descarrilar y arrastra su "wolf pack" en busca de su definición coral ,pero en este caso, sobretodo individual.
Para eso, el film decide darle entidad al conjunto de la saga, algo que en el fondo no tiene mucho sentido, ya que la odisea nació con el recorrido de una única estación. Eso hace que el film vuelva a visitar lugares comunes con la excusa autoreferencial de alimentarse a través del pasado. Sin embargo, su presunto giro hacia el dramatismo contribuye a la dosificación y mejor elección de sus gags que ,aunque esten monopolizados por los mismos personajes (el de Galifianakis y Jeong) no es menos cierto que, al menos para este humilde crítico, el de Stephen Chow adopta su versión mas inspirada de la saga. Cierto que los derroteros acaban siendo muy previsibles para una saga cuya gran baza fue el factor sorpresa, pero su función de broche digno con chistes efectivos, cumple.
NOTA: 6
viernes, 24 de mayo de 2013
CRÍTICA: DEAD MAN DOWN
El bestseller de moda hace unos años no fue anglosajón, si no sueco y se llamo Milenium. Desgraciadamente, dicha saga no pudo ser concluida y quedó inacabada por el fallecimiento de su autor. Algo que no impidió que el cine sueco gracias al impulso social que conlleva la materia prima del film hallara un lugar en el mainstream internacional, retratando la misma cara de la sociedad actual que el arte popular plasma en la actualidad: La oscuridad sórdida, el sadomasoquismo de una sociedad enferma y mezquina; que en la figura de Lisbeth Salander alcanzó categoría de emblema de esa nueva corriente. Ahora, aposentados ya en Hollywood el director de una de las cintas de la saga basada en las historias de Steve Laarson (Niels Arden Oplev que firmó el primer ejemplar de la franquicia) y la primeriza (luego Rooney Mara lo intentó de nuevo en el reboot) Salander con los rasgos de Noomi Rapace se convierten en artesanos al
servicio del cine comercial USA. Una, pone su perfil de chica maltratada
por la vida al servicio de la etiqueta. El otro, la negrura de su cine.
Sin embargo, el producto más allá de algunos hallazgos puntuales, no
pasa ser un académico thriller de usar y tirar.
El relato del guionista J.H. Wyman empieza presentandónos a Victor (Colin Farrell) la mano derecha de Alphonse, un mafioso neoyorquino que vive bajo la amenaza de un asesino que está matando a todos los miembros de su banda. A su vez ,este hampón con el rostro del actor irlandés conoce a Beatrice (Noomi Rapace), una misteriosa francesa que vive en su mismo edificio y por la que empieza a sentirse atraído. Sin embargo, Victor descubrirá las verdaderas intenciones de su vecina...
Dead Man Down, es un noir mas plano de lo que le gustaría ser. Una historia de venganza semi - autómata con algunas aristas que hacen elevar el nivel péro anclado en una posición acomodaticia; que resultará algo incómoda para los espectadores exigentes. No obstante, para los que busquen una oscura ficción criminal trufada de un sentimentalismo e humor algo inusitado hallarán lo que buscan. Poco que objetar al elenco capitaneado por Collin Farrell. El actor de films como Escondidos en Brujas o Última Llamada cumple expediente y con él también la mencionada Rapace con su partenaire. Pero es muy díficil lucirse cuando la cinta no propone algo más que un envoltorio nórdico para la enésima radiografia de la hampa neoyorquina. Así pues, apariciones como la de Armand Assante, Isabelle Huppert, F. Murray Abraham o Dominic Cooper no consiguen hacer destacar mas el resultado final. Sin embargo, donde se heche mas en falta ese aspecto, sobretodo por la naturaleza de este tipo de ficciones es sobretodo en la contribución que hace el actor de Hustle & Flow para encarnar al villano principal: un Terrence Howard que no pasará la história por dar vida a un estereotipo. Y es que aquí ni las escenas de acción sorprenden ( bien insertadas eso si) porque aunque tiene ritmo y cierta tensión, se antojan desganadas y nada originales. Como el balance total de la propuesta. Digno pero sin la mínima intención de dejar cierta huella. Lástima.
NOTA: 5
El relato del guionista J.H. Wyman empieza presentandónos a Victor (Colin Farrell) la mano derecha de Alphonse, un mafioso neoyorquino que vive bajo la amenaza de un asesino que está matando a todos los miembros de su banda. A su vez ,este hampón con el rostro del actor irlandés conoce a Beatrice (Noomi Rapace), una misteriosa francesa que vive en su mismo edificio y por la que empieza a sentirse atraído. Sin embargo, Victor descubrirá las verdaderas intenciones de su vecina...
Dead Man Down, es un noir mas plano de lo que le gustaría ser. Una historia de venganza semi - autómata con algunas aristas que hacen elevar el nivel péro anclado en una posición acomodaticia; que resultará algo incómoda para los espectadores exigentes. No obstante, para los que busquen una oscura ficción criminal trufada de un sentimentalismo e humor algo inusitado hallarán lo que buscan. Poco que objetar al elenco capitaneado por Collin Farrell. El actor de films como Escondidos en Brujas o Última Llamada cumple expediente y con él también la mencionada Rapace con su partenaire. Pero es muy díficil lucirse cuando la cinta no propone algo más que un envoltorio nórdico para la enésima radiografia de la hampa neoyorquina. Así pues, apariciones como la de Armand Assante, Isabelle Huppert, F. Murray Abraham o Dominic Cooper no consiguen hacer destacar mas el resultado final. Sin embargo, donde se heche mas en falta ese aspecto, sobretodo por la naturaleza de este tipo de ficciones es sobretodo en la contribución que hace el actor de Hustle & Flow para encarnar al villano principal: un Terrence Howard que no pasará la história por dar vida a un estereotipo. Y es que aquí ni las escenas de acción sorprenden ( bien insertadas eso si) porque aunque tiene ritmo y cierta tensión, se antojan desganadas y nada originales. Como el balance total de la propuesta. Digno pero sin la mínima intención de dejar cierta huella. Lástima.
NOTA: 5
jueves, 16 de mayo de 2013
CRÍTICA: EL GRAN GATSBY
Se
abre el telón. Aparece el símbolo de Warner Bros en la pantalla de cine. Lo hace en una imagen de color sepia como si de una película de los años 20 se tratara. Segundos después, te
percatas que lo que estás a punto de ver: otra obra de gran Baz
Luhrmann; aquel director cuyas obras nacen con el objetivo de ser algo
más que otro film cualquiera: Ser una experiencia cinematográfica. Y que dos
horas y media después saldrás lleno de luz de la sala. Con una luminosidad similar a la de esa esperanza que
abre y cierra esta adaptación de la novela de F. Scott Fitzgerald; mientras te
llevas el misterio consigo como el personaje protagonista del relato: El
enigmático playboy Jay Gatsby.
Lujo. Charlestón. Misterio. Obsesión. Ambigüedad. Confeti. Champán. Bólidos amarillos. Mujeres. Collares de perlas.Mayordomos. Piscinas. Lentejuelas. Alcohol. Flores. Manteles. Bólidos azules. Letras. Dolor. Lágrimas. Muerte. AMOR.
Este es el envoltorio del gran Gatsby. Un embalaje barroco y fastuoso que sobretodo en sus primeros compases recuerda mucho a Moulin Rouge pero que se revela más tarde como una reconversión de las obsesiones del director australiano en donde la sutileza se hace amiga de la gran épica emocional típica del cineasta.
Lujo. Charlestón. Misterio. Obsesión. Ambigüedad. Confeti. Champán. Bólidos amarillos. Mujeres. Collares de perlas.Mayordomos. Piscinas. Lentejuelas. Alcohol. Flores. Manteles. Bólidos azules. Letras. Dolor. Lágrimas. Muerte. AMOR.
Este es el envoltorio del gran Gatsby. Un embalaje barroco y fastuoso que sobretodo en sus primeros compases recuerda mucho a Moulin Rouge pero que se revela más tarde como una reconversión de las obsesiones del director australiano en donde la sutileza se hace amiga de la gran épica emocional típica del cineasta.
En
esta fábula vintage, Baz no descuida el humor. Aunque en esta ocasión lo reduce
considerablemente. Hasta el punto en que sus personajes acaban
resultando menos caricaturescos y carnales que antaño (ese Joel Edgerton es el
villano más "humano” de su filmografía y menos acartonado que los que encarnó
David Wenham en sus dos últimos films, por ejemplo).
En definitiva, una de esas películas que vale más que nunca el precio de la entrada. Una obra de largo recorrido (es cierto) pero que sabe jugar con las expectativas del espectador a través de una larga mecha dónde imagen, narración y sentimiento se dan de la mano. Y no te suelta hasta el final, en donde después de abandonar la sala de la forma que hemos iniciado al inicio de esta reseña…seguimos adelante, botes contra la corriente, empujados incesantemente hacia el pasado.
Sin
embargo, sería injusto (si hablamos de las actuaciones) no sólo mencionar a
Tobey Maguire, a Carey Mulligan y una robaescenas nata como Isla Fisher sino a
él: El Gran Gatsby. ¿O debería decir…el Gran Dicaprio? Porqué el actor
demuestra una madurez como actor a través de una agudeza interpretativa al
alcance de sólo unos pocos. Dicho de otra forma: él es el gran Gatsby y merece
una estatúa dorada en su vitrina ipso facto. Para aplaudir.
En definitiva, una de esas películas que vale más que nunca el precio de la entrada. Una obra de largo recorrido (es cierto) pero que sabe jugar con las expectativas del espectador a través de una larga mecha dónde imagen, narración y sentimiento se dan de la mano. Y no te suelta hasta el final, en donde después de abandonar la sala de la forma que hemos iniciado al inicio de esta reseña…seguimos adelante, botes contra la corriente, empujados incesantemente hacia el pasado.
NOTA: 9
sábado, 11 de mayo de 2013
CRÍTICA: LA MULA
La historia de la producción de "La Mula" podría ser
material para una película sobre los entresijos de la industria hispana. Rodada
en 2009, lo que era una coproducción entre la productora española Gheko Films y
la británica Workhorse Entertainment terminó en un desencuentro que llevó al
director Michael Radford (El cartero y Pablo Neruda) a dejar el rodaje cuatro
días antes del final y renunciar a cualquier autoría sobre la obra. Su labor de
dirección no aparece en los créditos por expreso deseo del mismo. Tras batallar
en los tribunales (y ganar en España y Reino Unido) y con el propio Ministerio
de Cultura, y el afán de la productora Alejandra Frade por fin llega a las
pantallas el próximo 10 de mayo, la Mula la primera obra fílmica donde Mario
Casas y María Valverde coincidieron, incluso antes que 3 metros sobre el cielo.
Increíble y surrealista.
Tales desencuentros se plasman y lastran como pocas veces el producto final. La Mula es mas bien una concatenación de escenas que buscan un aglutinador; erigida alrededor en la figura de Juan Castro, un joven cabo nacional de la Guerra Civil que encuentra una mula en medio del campo de batalla y se encapricha de ella. El film lo intenta pero a nivel narrativo y de montaje el film es un sin sentido. Flashbacks que no se explican, cambios de tono de forma abrupta y un montón de hilos narrativos que se empiezan a lo largo del metraje pero nunca se acaban, como si un gato estuviera jugando con un ovillo de lana improvisando pero desmenuzando aquello que nos quiera encontrar, sin encontrar nunca el norte.
Tales desencuentros se plasman y lastran como pocas veces el producto final. La Mula es mas bien una concatenación de escenas que buscan un aglutinador; erigida alrededor en la figura de Juan Castro, un joven cabo nacional de la Guerra Civil que encuentra una mula en medio del campo de batalla y se encapricha de ella. El film lo intenta pero a nivel narrativo y de montaje el film es un sin sentido. Flashbacks que no se explican, cambios de tono de forma abrupta y un montón de hilos narrativos que se empiezan a lo largo del metraje pero nunca se acaban, como si un gato estuviera jugando con un ovillo de lana improvisando pero desmenuzando aquello que nos quiera encontrar, sin encontrar nunca el norte.
Y sin embargo, sorprendentemente el film se aguanta. Sobrevive gracias a una serie de hallazgos tan inusitados como efectivos. Con el mejor Mario Casas de su carrera. El actor gallego firma su mejor trabajo ubicado en el año 2009 y nos hace creer que es Juanito, un cabo cateto y jienense quitándose cualquier tipo de prejuicios ante el actor. Los demás intérpretes están a la zaga: Desde Secun de la Rosa hasta una María Valverde en un atípico papel para la madrileña y unas inspiradas e ingeniosas escenas cómicas y satíricas. Estas últimas retratan y "ridiculizan" ese patriótico y franquismo de la España cañí y profunda donde los pasodobles, las sevillanas y el folkclore en general proponen una interesante revisión de nuestras raíces de país de pandereta. La Mula tiene muchos defectos pero su subtexto es tan rico que bien vale un visionado. Y más para ver un Mario Casas, que quién lo diría, huele a nominación al Goya por un papel de hace 3 años. Tan surrealista como todo lo que rodea a " la Mula" del título. Así que ya saben. Para este humilde crítico, " la Mula" no es una "buena" película pero si una propuesta mucho mas rescatable que otras obras de mucho mayor empaque e intenciones. Usteden deciden si se pasean entre estas trincheras como la jaca del film.
NOTA: 5,5.
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