En uno de los capítulos de una de las mejores space opera de
los últimos años ( el anime catódico Space Cowboy), los personajes intentaban
descifrar en plena era futurista un misterio encerrado en una cinta de vídeo
BETA; teniendo que recorrer la galaxia para encontrar un reproductor con el que
devolver la vida al espíritu analógico. James Gunn también encuentra un
macguffin para devolverel espíritu lúdico de los 80 ( y también de la série B
de antaño), impregnando de la música de la productora Motown cada fotograma del
film. Es casi quimérico en el mega blockbuster actual encontrar tanta huella
personal como el que imprime el cineasta de Sant Louis. Pero el director
norteamericano ha logrado unir sus referencias culturales con los esquemas
narrativos y cinematográficos del film consiguiendo un producto de gran
calidad.
El precursor de este modelo fue Joss Whedon y sus Vengadores
donde también el chiste cómplice era el material con el que engrasar la
coralidad del conjunto. Gunn aún tiene menos coartada que su antecesor y es aún
más temerario en sus ambiciones. Es consciente que público general no conoce ni
a Star Lord, ni Rocket o Groot y sin embargo, al terminar la cinta, uno le da
la sensación que entre bromas, secuencias de acción y sentimiento loser con
cierto halo de nostalgia, los roles y su compenetración no sólo están bien
definidos si no que calan en el público.
Chris Pratt es un Han Solo melómano un tanto pasado de rosca
pero tan encantador como lo son los justicieros canallas con un pie puesto en
la calle. Zoe Zaldana es perfecta para el personaje de Gamora con su físico
fuerte, bello y circunspecto. Dave Bautista usa sus habilidades westling y su
acting a lo Terminator para hacer de Drax; a la vez que se ríe de sí mismo.
Pero los más memorables són Groot (cuya aportación de Vin Diesel al
personaje es casi anecdótica, eso sí) y Rocket, dónde aquí sí, Bradley Cooper hace de
este mapache el roba escenas nato de la función.
NOTA: 8
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