Paul Haggis me parece un gran guionista...cuando trabaja para otros.
Su toque en Casino Royale le proporcionaba las mejores réplicas al Bond
encarnado por Daniel Craig, así como son notorios algunos de los
trabajos más celebrados para Clint Eastwood, como Million Dollar Baby o
Cartas de Iwo Jima. Pero cuando el canadiense firma sus historias y se
coloca detrás de la cámara, no me convence.
Ya no lo hizo con su Crash, que me parece uno de los films más
fallidos que ha ganado un Oscar, tanto que hasta el propio autor declaró
que ni él entendió tal fenómeno. Y con su vuelta al mundo de las
historias cruzadas, vuelvo a quedarme casi sin asideros para defender su
trabajo. Miento: Hay diálogos, escenas, actuaciones, que considero casi
memorables. ¿Entonces porque este En tercera persona no funciona? Por
el intento ensimismado de Haggis de ahogar el conjunto con una
trascendencia tan barroca como de cartón piedra.
¿De qué va esta película? Eso es lo que se pregunta uno mientras ve
el film con varias historias que funcionan más como situaciones que como
argumentos porque no tienen arcos narrativos sólidos. Y es que una vez
hemos realizado la asimilación de sus universos, el film sólo funciona a
ráfagas a pesar de la entrega de sus intérpretes sobretodo por la
desbordante química de Liam Neeson y Olivia Wilde.
El problema no es que Haggis no tiene material para hacer 5
cortometrajes /medio metrajes y hace de una de un metraje abultado por
lo que "cuenta", sino que su estrategia consiste en una mascarada: El
experimento radica en disfrazar el film en un entramado tan rocambolesco
como tramposo. Al final, Haggis intenta "atarlo" todo, destruyendo el
relato con un juego de espejos irrisorio tan insostenible como
indescifrable.
No es que Haggis haya querido rebatir las expectativas del
espectador como un "supuesto" camino de migas de pan enterrado bajo el
metraje, es que el film se salta las normas una vez más del pacto tácito
entre espectador-autor al diseminar un mapa filosófico de forma tan
burda como su concepción. Una mapa que parece que tiene un nombre que al
menos, para el cine, (obviaremos el tema teológico) no ha tenido
resultados fructíferos artísticos: Cienciología.
Eso por no hablar de la cantidad de tiempos muertos del film, aún
cuando éste se centra en las dos más a priori mas apacibles: La del
escritor Liam Neeson y la de un Adrian Brody sumergido en una especie de
comedia de ambiente neorrealista italiano. Pero eso es antes que el
film caiga en una melancolía (que calificaría de vacua vanidad) que
impregna todo el metraje y reduce por colapso todas los ingredientes que
lo podían hacer atractivo al espectador. Está claro que Haggis ha
jugado con los mecanismos de la narración pero el resultado de sus
experimentos es, al menos para este servidor, un sin sentido. Y es una
lástima.
Porque creo que en algún lugar aquí había una buena película y la
cirugía que ha llevado a cabo el artífice de Crash, ha terminado con
ella. Lo bueno, que formalmente el realizador ha mejorado. Y que la
próxima sea "mejor", aunque su filmografía en solitario, particularmente
me da por el momento pocas esperanzas a, como alude una de las
temáticas del film y que podría ejercer de paradoja hipertextual del
mismo: En "confiar" en su cine como "auteur".
NOTA: 4
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