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viernes, 12 de noviembre de 2021

CRITICA: JASON BOURNE

 Antes de llegar a la saga Bourne, Peter Greengrass era un realizador conocido por su estilo documental. Su film anterior, era la aclamada Domingo Sangriento, film sobre los disturbios en Derry con una forma de entender el cine muy definida. El director nos introducía en la acción con un montaje sincopado, con mucha cámara en mano y una rigurosidad procedimental que te daba la sensación de estarlo viviendo en directo lo que sucedía en el film. No parecía muy probable que el director conservara ese estilo en la franquicia que inauguró Doug Liman con un film de espionaje con reminiscencia a la de los años 70. Pero lo hizo y no solo eso. Si no que convirtió a Jason Bourne en el fenómeno que ha sido la saga desde entonces.

Greengrass fiel a su estilo alternó sus films sobre el agente con material propio donde volvía ejercer su visión de cronista contemporáneo. De ahí salieron United 93 y sobretodo Distrito Protegido y Capitán Philips que, aun siendo estos dos últimos blockbusters, tenían su sello personal. Gracias a la posición que le había dado la saga Bourne se podía permitir “arriesgarse” con films sobre el mundo real de gran presupuesto siendo fiel a su esencia. Algo que cada día mas sigue siendo una proeza en este mundo del cine cada vez mas lleno de lo “mismo”…

Pero finalmente, Greengrass después de decir que lo dejaba ha vuelto a la saga. No en vano, la ocasión era apetitosa. Tanto para Damon como para él, El ultimátum de Bourne cerraba la trilogía del personaje de forma perfecta. Pero en este mundo de superhéroes la oportunidad de tratar un mundo post- Snowden era demasiado jugosa. Y viendo, el fracaso de la relativa innovación que proponía El legado de Bourne, esta vez tenían que jugar sobre seguro. Así pues, había que volver al Bourne de verdad: El que no dice una palabra. El que llega a un lugar, recopila información, huye dando guantazos y persecuciones. Y así hasta las dos horas. Pero con la garantía de que no te vas a aburrir ni un momento.

Y sí, esta película cumple todo eso. Y además, de eso tiene dos secuencias de acción tan bien planteadas y colocadas en el film que vas acabar aplaudiendo al final de cada una de ellas. Sobre todo la primera, la que transcurre en Atenas…¡Madre mía!

Sin embargo, eso plantea el gran inconveniente del film en su defecto. El resto del film siempre cumple, pero no está a la altura de esas dos secuencias. Y lo peor, al final te das cuenta que lo que propone el film tiene algunos cabos que no se han atado del todo bien. Y uno no sabe muy bien si es por desidia, porque se explicarán en una futura secuela o porque les flaqueó la inspiración en algunos tramos. Y eso es algo, que dicho de paso no es tan malo, porque poco importa en este caso. Pero te deja cierto regusto amargo, la verdad. Porque aun cuando se desarrollan las diferentes tramas como si una unidad única se refiera a los diferentes estratos de la misma, éstas no funcionan al mismo nivel.

A pesar de eso, Jason Bourne funciona. No sólo como producto de acción si no como pretexto para Greengrass de sacar su faceta de cronista de este siglo. La crisis económica en Europa contrasta con el lujo de una convención tecnológica en las Vegas como caras de una misma moneda de modo nada casual. ¿Qué nos está diciendo Greengrass con eso? Le sigo dando vueltas a eso. Espero que vosotros también cuando os acerquéis a ver la última de Bourne en los cines. Porque cuando Bourne funciona, no hay nadie quien le tosa…

NOTA: 6.5

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