
Hace
mil años, el ángel Raziel mezcló su sangre con la de los humanos,
creando la raza de los cazadores de sombras, que conviven con nosotros
con la finalidad de protegernos de los demonios y otros seres
sobrenaturales malignos. En este caso, los cazadores deberán proteger a
Clary, una quinceañera pelirroja con los rasgos de Lily Collins que
esconde más de un secreto en su interior. En el camino, nuestra heroina
será ayudada por Jace; papel encarnado por Jamie Campbell Bower que
también ejercerá de principal interés romántico de la chica.
Y
así podríamos resumir muy llanamente este batiburrillo. Porque el
principal problema del film es que no queda claro su propio universo;
tan complejo que no está ni definido y estructurado al menos en el
film.
Vampiros,
hombres lobo que son hombres-rotweiller, ángeles, demonios, cazadores
de sombras, brujos, poseídos...Si alguien se creía que True Blood era el
caos iconográfico en persona esperen a ver este gazpacho en celuloide.
Eso sí, sin sangre y con buenísimo; que va dirigida a un target
adolescente. Una mezcla con un buen reparto; a pesar de que este se
encuentre al servicio del libreto (Jared Harris, Lena
Headey Rhys-Meyers y la propia Collins). Y que si a eso le sumamos la
BSO de Atli Örvarsson y la dirección jocosa y dinámica de Harald Zwart,
tenemos como resultado final un producto entretenido que cumple a pesar
de su inconsistencia argumental.
Pero
no se engañen: esta ensalada de Crepúsculo con salsa de Hogwarts,
aceite de X-Men, vinagre de Stargate, remolacha de Blade y no sé cuantos
ingredientes mas es una oda a la sobresaturación que si bien es propia
de la era Wikipedia difícilmente casará con su público potencial. Al
menos como obra de gran calado generacional. Ese testigo lo tienen ahora
los Juegos del Hambre y no parece que esta saga que se nos presenta le
vaya a arrebatar el trono (de hecho en USA ha sido un fracaso en
taquilla). Ni teniendo a la Cersei de George R. R. Martin en sus
filas...
NOTA: 6