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martes, 4 de marzo de 2014
ESPECIAL ÓSCARS: LAS 9 NOMINADAS
Este domingo se han entregado en la edición núm. 86 de los Premios de la Academia, los Óscars de Hollywood. Con ellos se ha puesto punto y final a la famosa carrera a la estatuita dorada donde los premios de diferentes asociaciones han ido marcando el terreno y donde los aficionados han apostado sus filias/fobias al posible caballo ganador. Una gala que curiosamente ha sido una de las mas comentadas de los últimos años y que demuestra que el tío óscar está mas fuerte y brillante que nunca. Para hacer enfásis en esta tan comentada entrega de premios, un servidor ha decidido recopilar sus humildes opiniones sobre las cintas seleccionadas en la categoría de mejor película. Espero que les guste.
12 AÑOS DE ESCLAVITUD
GRAVITY
LA GRAN ESTAFA AMERICANA
HER
EL LOBO DE WALL STREET
CAPITÁN PHILIPS
PHILOMENA
DALLAS BUYERS CLUB
CRÍTICA: 12 AÑOS DE ESCLAVITUD
En Hollywood
hay una preocupante falta de ideas que se intentan empañar a través de tocar
los temas de siempre de forma más extensa. Hasta los superhéroes parecen
filósofos en un intento de aportar una nueva perspectiva a iconos tan populares
como extintos por sobreutilización. Algunos cineastas con talento como Nolan
han sabido darle a Batman una reformulación válida porque han acertado tanto en
continente como en contenido y cohesionar ambas partes en un discurso.
En 12 años,
Solomon Northup no es un superhéroe pero a veces lo parece y da la sensación
que la unidireccionalidad del discurso desvirtúa los personajes. Y eso es algo
grave para un film que se jacta de explicar procedimentalmente la vida de un
esclavo entre el documental y el análisis contemporáneo. Eso hace que los
esfuerzos de Steve Mc queen para hacer SU película en su aspecto formal caigan
en saco roto. De nada sirve si el guión es un panfleto alargado hasta la
extenuación, teledirigido y pagado de sí mismo. La dirección técnica es
importante pero no lo es todo. Porque el mosaico de imágenes oníricas que capta
campos de algodón, sudor y lamentos en formas de blues esta tan bien conseguido
como una puesta en escena donde hasta los objetos mas banales logran crear
textura. Pero no funciona porque continuamente percibo dos peliculas en una.
NOTA: 4,5
CRÍTICA: CAPITAN PHILIPS
Capitan
Philips es un blockbuster. O mejor dicho, la forma que tiene Paul Greengrass de
entender el cine palomitero. Cinema vérite con cámara en mano como si fuera un
corresponsal de guerra que se mete en todos los núcleos candentes del planeta y
nos explica todos sus tejemanejes. Después de refundar la saga Bourne de tal
forma que medio Hollywood copió su estilo, ha ido siguiendo su forma de
entender el cine que sin embargo empezó mucho antes; como el pseudo-documental
Bloody Sunday y United 93. De eso es lo que nos encontramos hoy aunque con una
estrella del calibre de Tom Hanks.
Un
film muy entretenido con algún pequeño bache a la mitad del film pero que
cuando pone la directa, el resultado es sobresaliente. El film va de un caso
real tan cercano que no puede estar más actual en el momento de su confección.
Hacía más de 200 años que no se secuestraba un buque estadounidense pero los
piratas somalíes de Muse rompieron ese “record”. Fue en 2009 cuando abordaron y
retuvieron el buque carguero “Maersk Alabama” dirigido por el capitán Richard
Phillips (Tom Hanks). De ahí nace esta película que se cocina a fuego lento
hasta estallar en un final estremecedor dónde el hombre ordinario sale de su caparazón.
Y cambia para siempre…Un viaje de no retorno que el estado de nuestras cosas
nos revienta por dentro y nos define de formas que nunca imaginaríamos. De eso
va esa película con un gran Tom Hanks. La otra cara de la moneda es alguien que
no tiene nada que perder. Se llama Muse y esta Barkhad Abdi
con una soltura envidiable por debutar en la gran pantalla. A eso se le llama
llevar la verdad de la calle al cine…
No
descubriremos que Paul Greengrass sabe coordinar y ejecutar estos artefactos de
forma impoluta. Pero su crítica es tangencial no sabemos si por domesticación consciente
o no, sus anteriores trabajos sabían combinar mejor los anteriores elementos.
Aún así, estamos a un notable film de acción. Ojalá todos fueran así…
NOTA: 7,5
lunes, 3 de marzo de 2014
CRÍTICA: EL LOBO DE WALL STREET
Uno
de los temas más recurrentes de la carrera de Martin Scorsese y que más ha
fascinado al genio italoamericano es su fascinación por la obsesión. Empezó
centrándose sobre todo en el escalafón más bajo de la sociedad norteamericana
donde habitaban los “rateros” con aspiraciones como Charlie y Johnny Boy en
Malas Calles o veteranos neuróticos como el Travis Bickle de Taxi
Driver. No fue hasta la llegada de los años 90 donde Scorsese sacó de su
chistera ese cine que ha marcado más su figura pública como cineasta. Fue con
Uno de los Nuestros, la obra que le convirtió en el cronista de
referencia de la mafia (con permiso de F. F. Coppola) y que mutaría cinco
años después en Casino, cortada por el mismo patrón que la anterior pero
con mayor sobredosis de excesos. Un particular duología de la ambición donde
como en el 90% de la filmografía de Marty, la violencia extrema se manifestaba
como líquido amniótico de nuestros deseos más culpables.
Tampoco se salva de la excelencia el elenco: Di Caprio se supera otra vez mas, en una sobreactuación tan medida que parece mentira que exista un actor así. Jonah Hill no es Jonah Hill. Es Donnie, su personaje. Y un Matthew McConaughey post-Dallas Buyers Club se confirma en pocas escenas como uno de los actores más en auge de los últimos tiempos.
Y ante todo este desfile de abundancia material, una pregunta para la posteridad… ¿cuál es nuestro papel? El último plano de El lobo de Wall Street la responde. Porque Scorsese, seguro de la naturaleza de su propuesta y de su cine, es capaz de resumir su esencia en un ejercicio de meta cine tan sutil como magistral. En un única imagen. Y eso lo confirma (aún mas) como uno de los mejores directores de la historia del cine.
Y ahora, en pleno siglo XXI, con la crisis dejando en paños menores nuestro
mundo, esa substancia dolorosa se descubre aquí como traje de camuflaje para la
era hormonal. No en vano, podríamos resumir este mastodonte fílmico que
es esta película como la versión genital de sus anteriores crónicas
mafiosas. Substituyan violencia por sexo, gánsteres por brokers, y Robert de
Niro por Leonardo Di Caprio. Si, El lobo de Wall Street es como el fin de la
trilogía de la ambición que empezó por las dos cintas scorsesianas ya
mencionadas con el espíritu de Calígula latiendo en sus carnes.
Sobre el papel, puede parecer algo reiterativo pero nada lejos de la realidad. Si, las tres van de nacimiento, auge y caída de mitos cegados por la codicia y que acaban siendo parias sin alma. Sin embargo, cualquier atisbo de previsibilidad se hace añicos desde el minuto uno. La historia del corredor de bolsa y estafador bursátil Jordan R. Belfort es entretenidísima, adictiva, se realimenta a cada momento (gracias Terence Winter) y también tan agotadora que no deja ni respirar al espectador; dejándonos como dirían los protagonistas en un "lute" permanente.
Sobre el papel, puede parecer algo reiterativo pero nada lejos de la realidad. Si, las tres van de nacimiento, auge y caída de mitos cegados por la codicia y que acaban siendo parias sin alma. Sin embargo, cualquier atisbo de previsibilidad se hace añicos desde el minuto uno. La historia del corredor de bolsa y estafador bursátil Jordan R. Belfort es entretenidísima, adictiva, se realimenta a cada momento (gracias Terence Winter) y también tan agotadora que no deja ni respirar al espectador; dejándonos como dirían los protagonistas en un "lute" permanente.
Tampoco se salva de la excelencia el elenco: Di Caprio se supera otra vez mas, en una sobreactuación tan medida que parece mentira que exista un actor así. Jonah Hill no es Jonah Hill. Es Donnie, su personaje. Y un Matthew McConaughey post-Dallas Buyers Club se confirma en pocas escenas como uno de los actores más en auge de los últimos tiempos.
Y ante todo este desfile de abundancia material, una pregunta para la posteridad… ¿cuál es nuestro papel? El último plano de El lobo de Wall Street la responde. Porque Scorsese, seguro de la naturaleza de su propuesta y de su cine, es capaz de resumir su esencia en un ejercicio de meta cine tan sutil como magistral. En un única imagen. Y eso lo confirma (aún mas) como uno de los mejores directores de la historia del cine.
NOTA: 10
CRÍTICA: UNA VIDA EN 3 DÍAS
Verano de 1987. Adèle se ha divorciado de su marido y de su autoestima. Pero
no de su hijo Henry de 13 años. Todo cambiará para ellos un día en el
supermercado; cuando un fugitivo la justicia les "pide" que le alojen
en su casa...
El argumento de Una vida en tres días es el de muchos telefilms dónde los clichés, los tópicos y el melodrama exacerbado se citan para contentar a una platea ávida de sensacionalismo. No es el caso que nos ocupa, al menos a lo que se refiere la última parte. Los responsables de este antídoto son particularmente dos: la actriz principal, Kate Winslet y el director, Jason Reitman responsable de films del calibre de Juno y "Up in the Air".
Pero Una vida en 3 dias no tiene la calidad de los 2 primeros. La historia no se lo permite a pesar de que sus responsables se esfuerzan en sacar petróleo a la propuesta. Kate Winslet realiza una contenida interpretación que vuelve a pedir un aplauso. Josh Brolin es puro cine negro y eso le sienta de fábula a un personaje como el que interpreta. El niño, protagonista Gattlin Griffith, también saca nota con una mirada que nos lleva a interesantes terrenos de suspense emocional...
Y eso se traslada a la parte detrás de la cámara. La dirección de Jason Reitman se da de la mano con una fotografía espléndida fotografía de Eric Steelberg que junto la contenida actuación de los actores, realiza un tratamiento sutil al relato. Si a eso le sumamos algunas reflexiones interesantes en ciertas partes de la trama y el acierto de articular su óptica desde el punto de vista de Henry ( y como lo aprovecha), veremos hasta qué punto el equipo ha querido huir de un prisma telenovelesco. Por no olvidar la magnífica BSo de Rolfe Kent...
Pero claro, el material es el que es...Una novela de Joyce Mandland, algo así como un Nicholas Sparks dónde los lugares comunes se hallan en el código genético de su base primigenia. Entonces...¿Que nos encontramos aparte de los virtuosos elementos mencionados anteriormente? Pues otros bastante menos satisfactorios: Hay tópicos de libro, un discurso que en términos generales es conservador hasta decir basta...Un exceso de metraje...Un camino de baches que aunque no aniquila la propuesta la convierta inevitablemente con un film menor, reivindicable por su factura, olvidable por su carencia de mácula. Si bien ratifica a Jason Reitman como gran director, uno se pregunta a donde nos lleva su carrera hasta esta película. Porqué merece más. Merecemos más.
NOTA: 6
El argumento de Una vida en tres días es el de muchos telefilms dónde los clichés, los tópicos y el melodrama exacerbado se citan para contentar a una platea ávida de sensacionalismo. No es el caso que nos ocupa, al menos a lo que se refiere la última parte. Los responsables de este antídoto son particularmente dos: la actriz principal, Kate Winslet y el director, Jason Reitman responsable de films del calibre de Juno y "Up in the Air".
Pero Una vida en 3 dias no tiene la calidad de los 2 primeros. La historia no se lo permite a pesar de que sus responsables se esfuerzan en sacar petróleo a la propuesta. Kate Winslet realiza una contenida interpretación que vuelve a pedir un aplauso. Josh Brolin es puro cine negro y eso le sienta de fábula a un personaje como el que interpreta. El niño, protagonista Gattlin Griffith, también saca nota con una mirada que nos lleva a interesantes terrenos de suspense emocional...
Y eso se traslada a la parte detrás de la cámara. La dirección de Jason Reitman se da de la mano con una fotografía espléndida fotografía de Eric Steelberg que junto la contenida actuación de los actores, realiza un tratamiento sutil al relato. Si a eso le sumamos algunas reflexiones interesantes en ciertas partes de la trama y el acierto de articular su óptica desde el punto de vista de Henry ( y como lo aprovecha), veremos hasta qué punto el equipo ha querido huir de un prisma telenovelesco. Por no olvidar la magnífica BSo de Rolfe Kent...
Pero claro, el material es el que es...Una novela de Joyce Mandland, algo así como un Nicholas Sparks dónde los lugares comunes se hallan en el código genético de su base primigenia. Entonces...¿Que nos encontramos aparte de los virtuosos elementos mencionados anteriormente? Pues otros bastante menos satisfactorios: Hay tópicos de libro, un discurso que en términos generales es conservador hasta decir basta...Un exceso de metraje...Un camino de baches que aunque no aniquila la propuesta la convierta inevitablemente con un film menor, reivindicable por su factura, olvidable por su carencia de mácula. Si bien ratifica a Jason Reitman como gran director, uno se pregunta a donde nos lleva su carrera hasta esta película. Porqué merece más. Merecemos más.
NOTA: 6
domingo, 2 de marzo de 2014
CRÍTICA: ¡OH BOY!
“Ya no entiendo a la
gente. No entiendo ni una palabra de lo que dicen. ¿A que parece un idioma distinto?” Eso es lo que dice uno de los personajes
de esta “¡Jo que noche!” desencantada y suburbial. Que recoge la esencia
berlinesa de antros oscuros de madera, de lavabos garafateados por artistas y
un pasado doloroso en cada esquina. De ahí el blanco y negro. No hay color en
esta cinta porqué es imposible que exista cualquier cosa que no sea gris en el mundo de "¡Oh Boy!".
La historia es sencilla. 24 horas en la vida de Niko, un
perdedor en el que le pasan mil y un infortunios en un limbo sin salida. Es
algo que en el cine actual hemos visto con mucha asiduidad. A propósito de
Lewyn Davis, Cuando todo está perdido...Son ejemplos de diferentes formas de
tocar esta única melodía que desgraciadamente parece la metáfora más
representativa de nuestro tiempo. En el caso de hoy, ( que recuerda a la francesa The Age Atomique por su onirismo noctámbulo y suburbano ) la cruenta historia de la
Alemania reciente, está presente con ecos de pasados que siguen sin cerrarse.
Pero no es un film sobre las huellas de un país si no de un joven de hoy en día
que podría ser de cualquier parte del mundo.
Este Niko que está interpretado
por solvencia por Tom Schilling atraviesa un mundo que navega por el nihilismo,
el humor absurdo y a veces por el lynchismo para radiografiar la juventud de
hoy. Esos jóvenes que tendrían que levantarnos y que no sólo están perdidos, si no que tienen que robar del plato
de los mendigos para pagar un café. Y, con recursos mínimos capta esa esencia
en su acotado metraje el realizador Jan Ole Gerster ; a través del compás jazzístico de The Major Minors y Cherilyn MacNeil donde a veces nos hace creer que estemos viendo una cinta de
Woody Allen. Parte de la estrategia de
mostranos que aunque la vida pueda ser una sombra colosal, también puede ser
una comedia negra misantrópica. Así que tomemos nota ante esta ópera prima.
Quizá el futuro de Niko no sea muy halagüeño. Pero del director de esta pequeña
gran cinta si que lo és…
NOTA: 7
CRÍTICA: DALLAS BUYERS CLUB
Estamos ciegos. Las farmacéuticas no han venido a
salvarnos la vida. Si no a convertirnos en yonkis de nuestras propias enfermedades
hasta la muerte. Y con el único propósito de enriquecerse a nuestra costa. Da
igual que estemos hablando de síndromes tan graves como el VIH. No hay
escrúpulos porque todo vale para manipular el prójimo. Pero tranquilos, tenemos
una alternativa a todo esto. Existe una especie de club solidario fundado por
un tejano homófobo y un travesti con los rasgos de Jared Leto. Y
precisamente de esto es de lo que va este film.
El director Jean-Marc Vallée es el encargado de
llevarnos a ese club de marginales (basada en hechos reales) que se agarran a
la vida como un clavo ardiendo. Detrás de cuerpos como el del famélico
protagonista, se esconde una irreverencia sana y vitalista con unos roles muy
bien construidos que trasgreden el estereotipo. Como el del cantante de 30
seconds of Mars, que realiza una
candidatura que le ha valido el epíteto de favorito en los Óscars a mejor actor
de reparto con todas las de la ley. Y en el caso de McConaughey...
...no hay palabras para describir lo que ha hecho este
hombre un año. Empezó avisando en Mud pero ha sido sobre todo en la serie
de HBO, True Detective y sus 10 minutos de
robaplanos en el film de Scorsese donde se ha convertido en la"
revelación" del año; reafirmando la frase " Las lechuzas no son
lo que parecen". Este hombre que protagonizará el futuro blockbuster
del verano: Interstellar de Christopher Nolan... Sin embargo, es éste. Este es
su papel. Aquí, en esta especie de Breaking Bad (aunque más bien Breaking Good,
en este caso), Californication tejano, Johnny Q y Philadelphia. Su Ron
Woodroof, es un caramelo de personaje que no desaprovecha y como el film
explota la trama de denuncia con esta amistad particular ya mencionada, el. Y
el film se devora de forma instantánea.
Por eso, me fastidia esa parte final.
Incomprensiblemente floja. Un desenlace algo tosco y apresurado, indigno de la
que estaba siendo una muy buena cinta; llena de humor, crudeza y tristeza, a
partes iguales. El buen libreto de Craig Borten y Melisa Wallacks frena en seco
poco antes de llegar a la meta y no encesta el último tiro con el que rubricar
su mensaje y unas tramas que tenían una desarrollo si quizá no muy sorprendente
si no de forma mas que solvente. Lástima, aunque tampoco arruina la función ni
mucho menos.
NOTA: 7
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