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domingo, 29 de junio de 2014

CRÍTICA: GANGS OF WASSEYPUR (PARTE 1)

Existen 2 clases de hombres: los hijos de puta y los imbéciles." Así empieza la voz en off de este titán fílmico que es Gangs of Wasseypur. El cine de gánsteres aterriza en Bollywood con ganas de hacerlo explotar entre navajazos, disparos a bocajarro y granadas caseras. La historia empieza a principios de siglo con los británicos explotando la provincia de Bengala para sacar carbón y Shahid Khan, un hombre que decide convertirse en bandido y asaltar los trenes llenos de ese combustible fósil.

Sin embargo, cuando uno de esos asaltos fracasa y es exiliado de la ciudad, una serie de hechos proporcionará que sea asesinado a traición por Ramadhir Singh. Su hijo pequeño, Sardan Khan huirá de su hogar para volver dos décadas después a vengarse del hombre que acabó con su padre...
 

En principio, nada nuevo bajo el sol. Una historia de venganza que nos recuerda, por ejemplo, a la de Gangs of New York de Scorsese; desarrollada a través de 3 generaciones de familias hindús. Sin embargo, Sardan Khan no es ningún héroe como lo era en su parte el Ansterdam de Leonardo Di Caprio. Es una persona que se ha criado con un odio, un vacío, que le convierten en alguien mezquino incapaz de controlar sus impulsos y de dar verdadero amor. La relación con sus mujeres e hijos (si, en plural) son buena muestra de ello. Es muy difícil valorar un film de 5 horas partido en 2 como éste, sin olvidar que nos aguarda la segunda parte de la naranja al otro lado de la esquina (la segunda parte nos llega a principios de mayo).
 
Pero este primer segmento deja clavado en la butaca en un suspiro. Amén de contarnos la historia de un país que en Occidente nos resulta bastante desconocido, el film es un viaje que huye de la previsibilidad que pueda aparentar su premisa para sumergirse en un complejo, denso pero demoledor crónica de una sociedad sin rumbo: un universo lleno de odios dónde la redención parece tener su castigo y el mal aparenta ser un ganador.
 
Manoj Bajpa (Sardar Khan) tiene el hándicap de igualar el listón de Jaideep Ahlawat, su padre en la ficción, pero acaba ganándose la platea con su contradictorio personaje que evolucionará de forma insospechada; dejando un legado de muerte y destrucción. El resto del poblado elenco también cumple aunque lo fascinante es como se fusiona una gran banda sonora con las imágenes. A veces, uno parece ver un espagueti western, en otras un musical que acaba en balazos y en otras, un drama histórico y social.

Por ahora, podíamos valorar este intenso tour de force como el intento casi milagroso de hacer la prosopografía de la historia de un país en una cinta de género tan ambiciosa como efectiva. El desenlace nos lo dirá si sale exitoso de la contienda. Por ahora, puede mirar de tu a tu las obras de su estirpe y eso es ya mucho…Veremos.
 
Nota: 9

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